Porqué me casé por la iglesia siendo agnóstica
Algunas de las razones son que las fotos han quedado preciosas, mucho más que si las hubiera hecho en el juzgado. El cura es bien simpático y además casó a mis abuelos, me dio la comunión y bautizó a mi hermana. La iglesia está al lado de mi casa y el aparcamiento era fácil para los escasos invitados.
Bueno, podría poner mil tonterías más. Pero la razón principal es que yo no creo en la justicia, ni el politiqueo de los ayuntamientos, ni en esas mierdas. Sobre dios, pues eso, soy agnóstica. Pero en la justicia bien claro tengo que no existe, así que para mí sería una contradicción enorme y mayúscula casarme en un juzgado delante de un juez de paz o de un concejal, que asco supremo.
Si ya lo tenía claro, uno de los sucesos que me ha atormentado últimamente y me ha empujado al consumo de ansiolíticos me ha terminado de reafirmar en mi opinión. He tenido una breve relación laboral de mes y medio en este tiempo, trabajando de lunes a sábado, mas de 50 horas a la semana, e invirtiendo en el transporte dos horas al día. Pero daba gracias: el trabajo es dinero, y si pensaba en que cobraría aunque fuera una miseria cercana al salario mínimo, todo parecía menos terrible.
Pero no cobré, nada. Los papeles para cobrar el poco paro que me queda no llegaban. El mamarracho que me contrató estaba ilocalizable.
Ante ese panorama, la cosa estaba clara, denunciar. Esa denuncia, ese abogado, ese acto de conciliación al que no se presentó nadie de la parte contraria, me costó 250 euros. Una cantidad que a alguien que lleva 2 meses sin cobrar que se convirtieron en 3 por el retraso de los papeles del paro, le cuesta pagar. ¿Donde está el derecho a la justicia? Después de ese acto estéril, queda el juicio. A finales de Octubre estamos citados. Fogasa se hará cargo de ese pago porque el tío se ha declarado insolvente, no sabemos en qué año cobraré. Tendré que pagar también ese otro juicio, 300 y pico euros esta vez. El mamarracho cuelga fotos suyas en internet en un yate, en marbella, con esa cara de subnormal que el señor le ha dado. Yo lo torturaría hasta que me suplicara la muerte, pero en ese caso estoy segura de que la justicia actuaría más rápido.
He estado atareada estos meses atrás, con el viaje, con la boda, con la siesta, y con muchas otras cosas que realizaba por gusto y no por obligación. Siempre he tenido algo de tiempo para internet, eso sí. Y hoy me ha apetecido volver a escribir en esta bitácora semifantasma.
Después de comer he tenido una tentación enorme, meterme una cereza por el culo. Parecía tan brillante, tan suave, tan pulida... no sé, son cosas que pasan.