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Paranoias de una friky

Nocilla de dos sabores

Nocilla de dos sabores

A eso de las doce, mi hora stántdart de meterme en la cama, me ha invadido una sensación de hambre. Más bien eran ganas de comer, la verdad, porque he cenado bien.

Solo tenía una cosa en mente: nocilla de dos sabores. Y la había en mi casa. Así que me he traído el bote de medio kilo, y ale, mientras leía un blog, cucharada va y cucharada viene. Sin pan. Las mujeres valientes se comen la nocilla a cucharadas.

No hombre, no, no me he comido el bote entero. Me he comido medio. Lo que supone unas 1500 calorías más o menos, casi la ingesta total de lo que necesito al día (1900). Pero lo necesitaba, de verdad que lo necesitaba. El dulce chocolate bicolor resbalando garganta abajo, para entrar en mi estómago y tal.

Hoy en día peso 55 kilos, supuestamente y según ciertas tablas, cuatro por debajo de mi peso según la altura. Así lo conseguí, y así me mantengo desde hace unos 4 años. En cuanto subo un kilo, me pongo a hacer ejercicio como loca, porque ni de coña quiero subir de ahí. Es una cifra psicológica que me hace sentir bien.  Pero hubo una época en la que estuve gorda. No gorda tipo "se giran por la calle a mirarme". Más bien gorda invisible. Ese grado de gordura que hace que la gente no te mire. Supongo que alguno de los pocos que me lee me entiende (al fin y al cabo, estáis todo el día en el ordenador, atajo de gandules Lengua fuera). En esa época también comía nocilla. Mucha. Y chorizos, y morcillas. Hoy no, hoy como bastante bien. Pero a las doce de la noche, hora extraña y mágica, la gorda que fui se ha metido dentro de mí y me ha poseido amigablemente. Me ha mirado a los ojos, con sus mofletes sonrosados, y me ha dado un abrazo. Era bastante maja. Me hubiera gustado pasar un rato con ella, decirle que no era tan fea como creía y que no debería haber echo tanto caso a lo que cuatro imbéciles decían de ella. Que no se esforzara por agradarlos y caerles bien encima, como hacía la pobre. Pero no se ha quedado mucho rato. La bicicleta estática que uso de perchero me ha poseido entonces, y me ha dicho que mañana tengo una cita con ella. Que ya no tengo edad de hacer tonterías con la comida como hacía por aquel entonces.

 

Que me aproveche y que por el culo lo eche.

 

A veces me gustaría ser un hombre, para no sentirme tan gilipollas a ratos. Pero luego pienso en lo difícil que lo tienen paraa follar, y me quedo como estoy. Tenemos el poder, tenemos coño.

5 comentarios

Gema -

Robe usté, Nachis, robe usté!

Eco, a la próxima un bote de nocilla a medias, así comemos lo mismo los dos y no pasa nada.

Eco -

Perdona... pero de los que se come tambien la nocilla a cucharadas... cuando no hay pan ni galletas xDDDD. Y los hombres tambien sufrimos de arrepentimiento por in gesta innecesaria.

Frik -

"mi hora stántdart" LOL, haces llorar a un analista de mercado.

¿Por cierto, te puedo robar la imagen que has usado y que tampoco es que sea tuya?

La quiero para un articulillo.

Bechis, tetona.

yo -

Que verdad más grande el párrafo final

Eva -

A mi también me gustaría tener una charla con la yo de hace unos años para decirle exactamente las mismas cosas. Somos gilipollas... en fin.