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Paranoias de una friky

Las cosas que nunca le conté al psicólogo

Las cosas que nunca le conté al psicólogo

Parece que el momento en el que salga por la puerta de casa de mis padres no va a llegar jamás... pero cada día está más cerca, aproximadamente quedan 1 año y 5 meses para que terminen la obra de mi vivienda, la mía propia, la que compartiré con Fer y con los hijos que mi soberano coño   Dios nos dé. 

La casa en la que vivo con mis padres es un infierno. Hay mierda incrustada por todas partes. El baño, ese lugar íntimo de higiene y relax...las cortinas del baño tienen hongos a causa de la humedad. En lugar de tirarlas, mi madre las lava con lejía pura, y las pone otra vez. Huele a lejía barata por toda la casa, y cada 3 días vuelven a salir los hongos en las cortinas. Cuando te duchas, tienes que hacer malabarismos para que no te rocen: podrían hacer que la piel se te perforara, o vete tú a saber que cosa. Cuando estás cagando, duchándote, depilándote la entrepierna o huntándote los pechos con crema, en cualquier momento te sorprende la presencia de alguien que no respeta la intimidad.

La humedad tampoco perdona las habitaciones: al lado de las ventanas también hay hongos, formando manchas oscuras, en las que si miras atentamente, se puede intuir la cara de Zapatero o la de Elvis Presley.

La cocina es otro lugar sumamente acogedor. En la nevera siempre hay algún alimento enmohecido. Cuando lo tiro a la basura, se me recrimina el a)no habérmelo comido cuando estaba en buen estado b) haberlo tirado (?????), porque se podría aprovechar "raspándolo". El olor a lejía también nos ameniza la estancia.

 Limpia un poco, tia guarra (pensaréis). No. Este no es mi hogar, esta no es mi casa. Se encargan de recordármelo a cada minuto que paso aquí, me recuerdan constantemente que estoy viva gracias a que un día follaron, que me dan de comer y que cuando era pequeña me prestaban algo de atención, antes de que naciera mi hermana.  Por lo tanto me limito a mantener curiosa la habitación,a interactuar lo menos posible con ellos y a seguir pasándome por la obra de MI casa, a ver cómo los albañiles ponen ladrillos entre bocata y bocata de panceta.

La habitación donde duermo es parte de la casa, y como parte suya y no mía, puede ser profanada cuando mi madre quiera, sin llamar siquiera y de repente, llevándome a tirar el vaso de agua del susto. Cuando me masturbo, tengo que tener alguna otra ventana del firefox preparada para maximizarla y disimular. Eso altera mis nervios de una manera espantosa. Mis diarios de la adolescencia eran su lectura diaria, al igual que mi cuaderno de relatos eróticos (gñé) y la lista donde apuntaba los nombres y descripciones de mis aventuras emocio-sexuales. Cuando una es adolescente y no hay internet, tiene la necesidad de apuntarlo todo por escrito. Acabé rompiendo esa lista, y por su culpa, ahora no recuerdo el nombre de algunos de ellos. Otros me gustaría haberlos olvidado, pero esa es otra historia.

El sueño es algo de vagos en esta casa (sólo en mi caso, claro, ellos son seres sumamente trabajadores que necesitan el descanso, yo soy una vaga que está todo el día durmiendo). A media noche lo más normal del mundo es que te despierten los gritos y portazos con los que tienen a bien ambientar la casa. Si un día sales de fiesta, es tarea imposible dormir hasta tarde. Un cepillo de barrer, cosas cayendo y golpes contra las paredes te despiertan acunándote. Y portazos, siempre portazos. En esta casa, las puertas son más anchas que los marcos de las mismas, es un fenómeno que ni Iker Jiménez podrá explicar jamás. Y es importante que estén bien cerradas.

Gritos a todas horas. Entre mis padres, entre mi hermana y mi madre, entre mi madre y yo, a veces es el eco lo que me atormenta los oídos con sus voces. Insultos, atacando el aspecto físico, atacando las debilidades emocionales más profundas. Todavía recuerdo cuando tenía 6 años y mi madre le dijo a la niña gordita que fui que cuando en el parque fuera al banco donde ella estaba sentada de charla con las demás madres encogiera la barriga, que hacían comentarios. ¿Qué clase de madre le dice eso a su hija? Sin olvidar que la primera vez que un chico me hizo caso y quiso acompañarme a la puerta de mi casa, mi madre tuvo el detalle de decirme con ¿13 años? que era la más puta del barrio. Todo ello por mi bien, para que no me descarriase y para que fuera una mujer de provecho.

¿Y mi padre? En el bar, bien, como siempre desde que tengo memoria. Si no fuera porque lo tenemos en común, no conocería de mí ni mi primera apellido. Una vez al año, en la cena de navidad, cenamos juntos. También en alguna boda de primos hermanos. Y se extrañan de que no hable demasiado.

No le sorprenderá a nadie que en esta casa las plantas se mueran a los dos días de entrer por la puerta. Estas navidades, Fer me regaló una preciosa. Al día siguiente, todas las hojas estaban mustias. Se la llevó a su casa, y revivió. No creo que sea cosa de la humedad ambiental.

En casa de los padres de mi novio, aun teniendo sus cosillas, son una familia normal. Lo envidio profundamente en ese aspecto, para mí son el ejemplo a seguir, lo que quiero ver en mi futuro hogar cada vez que entre por la puerta. Y me avergüenzo cuando me preguntan por mi familia, y supongo que se extrañan de que no inviten a su hijo a cenar para navidad, y de que mi madre no me acompañe al ginecólogo ante problemas íntimos y tal. Me gustaría hacerle saber a su madre que la aprecio, pero me siento incapaz de hacerlo, y me siento incómoda frente algunas atenciones suyas... malditas taras genéticas con las que tengo que cargar.

Que terapeútico que es todo esto. Qué necesidad tenía de sacarlo un poco, después de tener que fingir en el trabajo que tengo una familia normal. Os sorprendería mi capacidad de inventar en ocasiones.

3 comentarios

el mismo tramvi..... etc -

creo que es bueno que tengas claro lo que esta bien y lo que no.
y supongo que tal como estan las cosas, el piso que te has comprado debe estar en la otra punta de la ciudad.
ah! y traba la puerta del cuarto de baño con algo. esta claro que tus padres tienen fobia a los cerrojos.

Gema -

A veces pienso que lo que me están enseñando es justo la manera en como NO tengo que tratar a mis hijos. Otras veces, temo convertirme en algo similar a ellos. Intentaré por todos los medios no hacerlo.

tramvia -

tienes razon. debes salir de ese infierno cuanto antes.
lastima que todavia quede tanto